Sinahofu, 66 años, República Democrática del Congo

«Nacimos en el otro lado del bosque, es la guerra la que nos ha traído hasta aquí. Fuimos expulsados durante la guerra de los ruandeses contra los burundeses. No recuerdo en qué año comenzó la guerra. Quemaron nuestras casas. Estábamos labrando nuestras tierras cuando las quemaron enteras».

«Tenemos nueve hijos. Tengo muchos nietos, 47. Mis hijos no tienen trabajo. Cuando empezaron a pagar las tasas escolares ya no podíamos darnos el lujo de enviarlos a la escuela. Ahora buscan trabajo. La vida es una lucha incluso para ellos».

«Vamos con los niños a labrar la tierra. Y cuando tenemos algo, lo vendemos. Cavar es demasiado difícil. Si tengo cabras vendo una y consigo dinero. Nosotras somos las únicas que ayudamos a nuestros niños y nosotras somos las que cuidamos de nosotras mismas».

«Nuestra familia no tiene nada. Somos pobres. Cuando la situación es mala vienen aquí y dicen mamá necesitamos esto. Si tengo una cabra, la vendo y ayudo a los nietos para que vayan a la escuela. En este momento no hay nada, me pregunto cómo van a ir a la escuela».

Sinahofu con sus nietosFrederic Courbet/HelpAge International

Sin trabajo ni ingresos

«Vivimos una vida de supervivencia. Labramos la tierra y cuando ya no podemos más, enfermamos. Antes de la guerra tenía casa, tenía fuerza y no era tan mayor».

«No hay ningún trabajo, ni siquiera los más simples. Pero estamos contentos por los trabajos que nos han enseñado y que nos han traído hasta aquí. Ahora podemos conseguir trabajo y ganar dinero. Todavía podemos trabajar incluso en la vejez, sólo necesitamos un trabajo».

«Parece que por ser personas mayores tenemos que sufrir. No tenemos a nadie que nos ayude. Sólo puedo esperar que tengamos paz, si lo hacemos, podemos volver a nuestra tierra».

«Cuando no tienes trabajo no te sientes viva. Pero cuando tienes aunque sea un pequeño trabajo, vas a vivir bien. El trabajo que nos han dado nos hace felices».

«No tenemos buena salud porque no comemos como antes. Si tienes un poco de dinero sabes que vas a comer bien, sin dinero no se puede comer bien. Antes de que comenzara la guerra nos acostumbramos a comer comida saludable».

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