HelpAge International está lanzando una campaña para conmemorar el 30º aniversario de la histórica Conferencia de Beijing de 1995, destacando a mujeres notables que asistieron y ayudaron a dar forma a la agenda global de igualdad de género.
En esta entrevista, nuestra presidenta Isabel María Martínez Lozano reflexiona sobre el poder de la solidaridad global, los avances logrados en igualdad de género y el preocupante retroceso contra los derechos de las mujeres en la actualidad. Habla sobre los desafíos persistentes que enfrentan las mujeres mayores, la necesidad de un activismo intergeneracional y por qué los movimientos feministas deben permanecer unidos en la lucha que se avecina.

¿Cuáles son tus recuerdos más fuertes de la Conferencia de Beijing en 1995?
Mis recuerdos son fantásticos por varias razones. Primero porque tenía veintiséis años, acababa de terminar la carrera y tenía un buen empleo y siendo una activista feminista, tenía todo el ímpetu de la juventud de verte con capacidad real de cambiar las cosas. Lo que más me sorprendió de Beijing fue ver a mujeres muy diversas de todos los rincones del mundo y todas compartíamos las mismas realidades, a pesar de nuestras diferencias. El relato y los problemas eran los mismos. Me impactaron tanto los discursos de mujeres norteamericanas como Jane Fonda y Hilary Clinton como africanas como Gertrude Mongella que jugó un papel extraordinario. El clima era de hermandad y se respiraba un ambiente positivo de convicción profunda en que lo que estábamos defendiendo mejoraba la vida de todo el mundo, no solo de las mujeres. Me impactaron muchos mensajes que nos interpelaban como el de “mirar el mundo a través de los ojos de las mujeres”. La riqueza de un encuentro de mujeres tan numeroso y con tanto color solo podía augurar una declaración tan acertada como la que se terminó pactando, gracias a la solidaridad de tantas líderes.
¿Cómo ha cambiado la vida de las mujeres a nivel mundial desde 1995?
Indudablemente en estos treinta años ha habido muchos avances con relación a la igualdad entre mujeres y hombres en todos los países del mundo. Los indicadores de empleo, de corresponsabilidad en las responsabilidades domésticas, de participación de mujeres en puestos de responsabilidad, han crecido de manera positiva en todas las regiones. También en cultura social hemos logrado avances significativos y lo ves en la realidad de muchas jóvenes preocupadas por mantener valores y patrones de igualdad dentro de sus familias. Sin embargo, los datos también nos hablan de estancamiento y de retrocesos cuando por ejemplo analizamos la cultura reaccionaria de la extrema derecha en todos los países del mundo, liderados por el presidente Trump, que cuestionan los avances sociales del feminismo, la violencia de género y vuelven a reivindicar un modelo social patriarcal donde el valor y el rol de mujeres y hombres vuelve a ser de subordinación. Los datos mundiales sobre la realidad de la violencia de género también son un exponente de que los avances no son suficientes. Son muy preocupantes los comportamientos sexuales de los hombres, incluidos los más jóvenes. Se supone que en una sociedad igualitaria se reduce y elimina la violencia de género, sin embargo, es alarmante que no solo no se reduce, sino que asistimos a un aumento de casos de agresiones sexuales en edades cada vez más tempranas. Algo no está funcionado en nuestros valores sociales y familiares, y la tolerancia social hacia estos comportamientos sexistas de extrema gravedad.
En otro orden de cosas hay que destacar también la lentitud con la que se producen avances en la corresponsabilidad de los cuidados y la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad. Podemos decir que la igualdad real y efectiva solo se ha conseguido en contextos ricos, donde hombres y mujeres tienen empleos bien remunerados y son parejas donde no hay hijos donde practicar corresponsabilidad en las responsabilidades familiares.

¿Crees que los derechos de las mujeres mayores están siendo promovidos y protegidos? ¿Sientes que sus voces y experiencias están incluidas en la lucha por la igualdad de género?
«Las mujeres mayores enfrentan una discriminación interseccional con múltiples consecuencias. Reciben pensiones e ingresos más bajos, siguen asumiendo responsabilidades de cuidado incluso cuando ellas mismas necesitan atención, y sufren una grave discriminación laboral a partir de los cincuenta años, especialmente en industrias donde la apariencia es minuciosamente evaluada. Además, son objeto de las formas más severas de estereotipos relacionados con la edad».
En resumen, las mujeres viven más tiempo, pero padecen una salud más precaria, tienen más enfermedades crónicas y enfrentan mayores dificultades financieras. La violencia de género sigue siendo un problema importante para muchas mujeres mayores, quienes a menudo carecen de los medios para escapar de ciclos de abuso arraigados. Sin embargo, un aspecto alentador es su resiliencia y su capacidad para crear redes de apoyo dentro de sus comunidades.
¿La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha cumplido con las expectativas que tenías en ese momento? ¿Ves lagunas en su implementación?
Yo creo que gracias a la plataforma de acción se han desarrollado estrategias y políticas públicas en todos los estados. La Plataforma planteaba acciones en todos los ámbitos sociales y por parte de todos los poderes y actores públicos y privados. Sin embargo, debería realizarse una revisión de la misma, para contemplar algunos nuevos escenarios como el de los cuidados, donde se requieren políticas públicas más decididas y otros ámbitos como garantizar la igualdad en el desarrollo tecnológico, la IA y los sesgos de género que planta la nueva revolución tecnológica y el cambio climático.
Treinta años después, ¿ha cambiado tu perspectiva sobre la igualdad de género y el empoderamiento? ¿Te sientes más esperanzada o menos esperanzada?
El feminismo no ha cambiado, lo que cambian son los problemas o las diferentes formas de discriminación de género y como abordar estas situaciones de discriminación, para conseguir una sociedad igualitaria donde mujeres y hombres tengan los mismos derechos y oportunidades. Yo soy optimista por naturaleza, pero la realidad es que vivimos momentos políticos reaccionarios y preocupantes para las mujeres. Después de la eclosión de la cuarta ola del feminismo, a partir del año 2017, donde el movimiento feminista visibilizó su fuerza y su capacidad transformadora en todo el mundo, asistimos a un momento de retrocesos políticos y sociales donde los populismos de extrema derecha están instaurando el miedo, acabando con las políticas sociales y las políticas de igualdad. Las consecuencias serán graves si no reaccionamos a tiempo y las mujeres de nuevo sufriremos las consecuencias de la desigualdad en nuestras propias carnes. Más violencia, menos empleo, peores salarios, más cargas domésticas en exclusiva, etc.
Si pudieras compartir una reflexión o pensamiento, ¿cuál sería?
El avance de las mujeres siempre ha sido posible por la acción del feminismo a nivel internacional. El movimiento feminista siempre ha sido global y hemos avanzado cuando el movimiento de mujeres ha sido potente, ha estado unido y ha sabido construir y reivindicar una agenda común, sin olvidar la heterogeneidad de las mujeres y sus problemas. Por eso ahora hay que hacer un esfuerzo por entenderse y que desaparezcan los falsos debates entre diferentes corrientes del feminismo. No comparto ni intelectual ni dialécticamente los enfrentamientos de algunas feministas por su visión de las nuevas identidades de género. El sujeto mujer no está en riesgo por las mujeres transexuales, no lo creo. Desde el siglo XIX ha habido diferentes enfoques y ramas del feminismo, con prioridades distintas, pero siempre ha habido una agenda compartida. Yo creo que ante el contexto adverso que vivimos, más que nunca toca encontrar, poner en valor y luchar por esa agenda común, donde la lucha contra las violencias machistas está en el centro.
¿Cómo ves la colaboración entre activistas jóvenes y mayores en la lucha por los derechos de las mujeres hoy en día?
Yo creo en la acción feminista intergeneracional, y en una sociedad donde convivimos hasta cuatro generaciones, tenemos que apoyarnos y aprender unas de otras. El edadismo además une mucho a jóvenes y mayores, tenemos realidades que nos unen mucho. Debemos demostrar que la edad no es una razón para que se nos trate o considere de manera diferente y a menudo de manera discriminatoria. Lo ideal es una sociedad para todas las edades. Uno de los grandes logros del movimiento de mujeres en esta cuarta ola, es intergeneracional y la solidaridad feminista funciona, denuncia.
