Según ONU mujeres la violencia económica se define de la siguiente: “consiste en lograr o intentar conseguir la dependencia financiera de otra persona, manteniendo para ello un control total sobre sus recursos financieros, impidiéndole acceder a ellos y prohibiéndole trabajar o asistir a la escuela”. Es importante subrayar que la falta de medios económicos propios es un limitante para el desarrollo libre de las mujeres mayores, y, por tanto, las hace dependientes de su pareja.
La violencia económica es una forma de abuso que afecta a un 8 % de las mujeres entre 65 y 74 años. Esto significa que casi que 1 de cada 10 mujeres mayores sufren de violencia económica, y les hace dependientes económicamente de su pareja.
La violencia económica implica el control financiero y la limitación de los recursos económicos, lo que genera una mayor dependencia y vulnerabilidad en las mujeres que sufren de violencia de género. Las mujeres mayores que sufren violencia económica pueden enfrentar dificultades significativas para acceder a sus propios recursos, pagar sus necesidades básicas y tomar decisiones financieras. Este control puede extenderse a la administración de sus propiedades, ingresos y ahorros, dejándolas en una situación de indefensión. Es fundamental visibilizar esta realidad y promover el apoyo y la protección para estas mujeres.
La prevalencia de la violencia económica es bastante similar en casi todos los grupos de edad, pero la Encuesta Europea de Violencia de Género 2022, destaca que en el grupo de mujeres de 65 a 74 años afecta a 197.580 mujeres. Es fundamental visibilizar esta realidad y promover apoyo y protección para estas mujeres, ya que las consecuencias pueden ser devastadoras para su bienestar y calidad de vida.
Un obstáculo que se encuentra dentro de la violencia de género hacia las mujeres mayores es que, debido a la dependencia económica y falta de recursos propios para su libre desarrollo, es más complejo poder salir de la situación de violencia de género. Hablamos de mujeres que en el mercado laboral no se las acepta y no pueden tener muchas más fuentes de ingresos, sino que sea en la economía informal o con la pensión, que suele ser, no contributiva. Suelen tener una pensión no contributiva, ya que en su mayor medida no han trabajado previamente y se encuentran sin pensión contributiva, ahorros propios o experiencia previa en el mercado laboral.
Es por ello, que es importante seguir poniendo de relieve las diferentes formas de violencia y sensibilizar y concienciar a la sociedad, sobre los diferentes matices que las violencias tienen en las mujeres mayores.
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