16/10/2016
Muchos hombres y mujeres mayores en Pakistán tienen una vida difícil, luchando para tener uno ingresos regulares cada mes y solicitando pequeños ayudas económicas del gobierno. Solamente el 6% de los trabajadores adultos se benefician de seguridad social ya que son funcionarios del estado. El resto no tiene ninguna protección social.
En Pakistán solamente los funcionarios públicos se jubilan. Muchos mayores me han contado que no reciben ninguna pensión y siguen trabajando hasta estar físicamente incapaces de continuar con el trabajo.
En las zonas rurales de Pakistán, las personas mayores habitualmente viven gracias a la agricultura y a la ganadería o también teniendo un pequeño negocio, como las tiendas.
Las personas mayores tienen conocimientos, habilidades y experiencias, pero no pueden pedir préstamos por culpa de su edad avanzada. Esta práctica es discriminatoria y puede tener graves impactos en sus vidas y las vidas de las familias que estos mayores sustentan especialmente en caso de desastre. Sin embargo, nuestra experiencia ha demostrado que invertir en las personas mayores para ayudarles a crear un medio de sustento les beneficia tanto a ellos como a sus familias y a comunidades enteras.
La historia del zapatero Abdul
Abdul Hameed tiene 65 años y es zapatero; vive en la provincia Punjab en Pakistán, junto con su esposa y uno de sus seis hijos que se encuentra enfermo. Abdul fabrica zapatos khussa desde la edad de 14 años. Su padre ha sido un famoso fabricador de zapatos khussa y le ha enseñado a Abdul el arte de hacer zapatos.
Abdul trabaja en una pequeña choza situada en el borde de la carretera, creando sus zapatos a mano. Los materiales que necesita no los encuentra en su pueblo, sino en Multan, un pueblo que se encuentra a 60 km de distancia de su casa.
El pueblo de Abdul fue entre las zonas más afectadas de Pakistán en las inundaciones de 2014. Las aguas entraron en las casas hasta un 1,5m y causaron daños graves. Abdul no pudo trabajar durante 3 meses y gastó todos sus ingresos en la reconstrucción de su casa.
Cuando estaba a punto de reabrir su negocio, Abdul ya no tenía dinero para comprar materiales y fabricar zapatos, y los materiales que le habían quedado fueron destrozados por las inundaciones. Para poder llevar comida a su familia, empezó limpiar zapatos.
Si algún cliente le encargaba hacerle zapatos khussa, Abdul le pedía un adelanto y viajaba hasta Multan para comprar materiales para un solo par de zapatos; y esto pasaba para cada pedido de zapatos khussa que recibía. El viaje a Multan significó un gran esfuerzo físico y cansancio, por lo que ya no podía fabricar zapatos khussa con tanta rapidez como antes y empezó a perder clientes.
Ayudando a las personas mayores en Pakistán
HelpAge International ha lanzado un programa de emergencia en Muzzaffargarh, en el distrito donde Abdul vive, para ayudar a las personas mayores tras las inundaciones.
Hemos distribuido donaciones en efectivo condicionadas a los beneficiarios para reconstruir sus casas y reabrir sus negocios. Abdul ha sido uno de los beneficiarios, siendo uno de los mayores más afectados por las inundaciones. Recibió el equivalente a 250€ que los ha gastado en la compra de materiales pata la fabricación de zapatos (piel, adhesivo, hilo, etc.).
«Ahora tengo suficientes materiales y mis clientes volverán a encargarme pedidos», me cuenta Abdul.
«El periodo de transición ha sido muy duro. Con lo que ganaba limpiado zapatos, no podía ni siquiera cubrir mis gastos básicos diarios».
«Una vez soñé ir al peregrinaje a la Meca (el Umrah) con mi esposa. Sabía que era solamente un sueño porque no teníamos dinero suficiente para esto. Ahora sé que mi sueño se volverá realidad».
«Le soy muy agradecido a todos los que nos han ayudado, a HelpAge por confiar en las habilidades de un hombre mayor. Esto no sólo me ha ayudado a superar los obstáculos de la vida, sino que además me ha dado esperanza para el futuro».
Pienso que la historia de Abdul es un gran ejemplo de cómo una persona mayor puede ganar sus propios ingresos con un poco de ayuda. Su historia demuestra además como el dinero que Abdul ha recibido fue invertido en el beneficio de la comunidad local. Esto debe ser una lección para los gobiernos y las instituciones financieras que pueden ayudar a las personas mayores y, al mismo tiempo, traer mayores beneficios a las comunidades.