«Comencé a cuidar de las ovejas y las cabras cuando tenía 7 años, y me he pasado toda mi vida caminando entre estas colinas con los animales».
El problema es que me estoy haciendo demasiado mayor para cuidar de los animales. Aquí no ha llovido en dos estaciones por lo que tengo que andar más lejos para encontrar hierba, a veces unos 15kmo al día. Otras veces tengo que correr detrás de una oveja si se marcha hacia una mala dirección y es duro porque me duelen las piernas y también tengo problemas con mi cadera debido a todo lo que camino a diario.
Me preocupa caerme porque si me hago daño luego no seré capaz de trabajar. También me preocupa perder algún animal porque ya no soy capaz de correr lo suficientemente rápido para alcanzarles.
Es muy difícil para mí aceptar este hecho, ya que yo solía ser una persona muy activa y ahora no quiero que las personas me dejen sus animales porque tengo problemas para hacer este trabajo.
Mi marido también está buscando empleo. Siempre ha trabajado en el campo, pero ahora busca que le contraten los propietarios de las grandes granjas que hay cerca de Vinchos. Vuelve a casa deprimido y no sé qué decirle.
Tengo 6 hijos y 5 nietos a los que adoro que nos ayudan cuando pueden, pero no les veo a menudo ya que viven en Lima.
En los últimos años las personas mayores de Vinchos nos hemos movilizado y creado un club para ayudarnos unos a otros. Trabajamos en alguna tierra común y así conseguimos algo de comida que cocinamos todos juntos.
En este momento estoy bien porque mi marido está aquí. Pero algunas veces me tumbo en la cama y lloro porque estoy muy preocupada y él me dice «Maximiliana, podría ser peor», e intento ser positiva.
Todavía me encanta y disfruto paseando por las montañas con los animales, pero voy a tener que encontrar alguna otra manera de ganar dinero porque no voy a ser capaz de hacerlo siempre».