23/03/2021
La salud y la vida de las personas mayores han estado en riesgo por la COVID-19. Sus derechos han sido denegados y desproporcionadamente afectados por las respuestas de salud pública adoptadas en toda Europa ante la pandemia. Los gobiernos no siempre han tratado a las personas mayores de manera justa o igualitaria respecto de las demás personas. Algunos han implantado restricciones específicas para las personas mayores. En otros, la pandemia ha puesto de manifiesto la insuficiencia de muchos sistemas y servicios de apoyo social y de salud públicos y privados, en particular las políticas y respuestas relacionadas con las personas mayores que viven en residencias.
Las respuestas a la COVID-19 han revelado la desigualdad de acceso a los servicios para las personas mayores y la discriminación que pueden experimentar.
Es probable que todos nos enfrentemos a la discriminación cuando seamos mayores.
No obstante, los derechos de las personas mayores son invisibles en la ley.
Y, ahora mismo, los responsables de la toma de decisiones no tienen dónde acudir cuando necesitan orientación y apoyo para garantizar que se respeten los derechos de las personas mayores.
No tiene por qué ser así.
Nuestra principal prioridad debe ser satisfacer las necesidades de todas las personas y prevenir mayores daños. A medida que reconstruimos nuestras sociedades, podemos optar por hacerlo desde la igualdad y la dignidad.
Una convención de la ONU sobre los derechos de las personas mayores proporcionaría las respuestas concretas que los gobiernos y otros necesitan para tomar las decisiones correctas y construir una sociedad y sistemas que respeten a las personas mayores y defiendan sus derechos.
146 Estados miembros de la ONU se han comprometido a promover y respetar los derechos de las personas mayores al respaldar el informe de políticas del Secretario General de la ONU. Las conclusiones del Consejo de la UE sobre los derechos de las personas mayores muestran el compromiso de los Estados miembros de la UE con los derechos de las personas mayores.
Los Estados europeos deben tomar la iniciativa y pedir que la ONU comience a redactar ahora una convención.
