28/05/2018
En la actualidad hay un aproximado de 14 millones de personas mayores con discapacidades que han sido afectadas por emergencias humanitarias, y aún cuando se encuentran entre los grupos más vulnerables se ha descubierto, en un nuevo estudio, que rutinariamente los adultos mayores se enfrentan a barreras que limitan su acceso a la asistencia y protección.
En abril de 2018, por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (London School of Hygiene & Tropical Medicine) y HelpAge International se presentó un estudio llamado “Olvidando a millones: cómo, las personas mayores con discapacidades son excluidas de las respuestas humanitarias”
El estudio muestra, cómo es que aún habiendo un incremento en el tema inclusión de las personas mayores y personas con discapacidad en los esfuerzos humanitarios, existen miles de personas mayores con discapacidad que tienen un mayor riesgo de no poder disfrutar de sus derechos o de gozar de una asistencia digna y muchas veces la protección se les es negada.
Dicho estudio se basó en la comprensión de una ardua revisión literatura, de análisis de datos y de entrevistas con personas mayores que habían sido afectados por las crisis de Tanzania y Ucrania. Reveló cómo las personas mayores con discapacidad son peormente atendidas que aquellas sin discapacidad, y cómo esto está relacionado con diversas barreras físicas e institucionales, así como actitudes hostiles.
El análisis de datos mostró que entre 7,8 y 13,7 millones de personas mayores con discapacidad han sido afectados actualmente con crisis humanitarias. Estas personas, comparadas con personas sin discapacidad, tienden a ser más propensas a quedarse sin trabajo, tener graves problemas de salud, no tener la capacidad de poder participar en la vida de la comunidad y tener una baja calidad de vida.
La capacidad de una persona para poder sobrevivir ante una crisis humanitaria, tiene una correlación con su salud y con su estado económico. Aquellos con dinero y buena salud, tienen muchas más oportunidades de escapar e ir a vivir a cualquier otro lado, en comparación con aquellos que tienen poco dinero y una salud precaria.
En cuanto a la revisión literaria, se observó cómo las personas mayores con discapacidad en épocas de emergencias en Etiopía, Siria, Japón y Estados Unidos, tuvieron en un mayor riesgo de ser olvidados.
Las personas mayores con discapacidad se enfrentan a mayores dificultades en el acceso de información y servicios; los mayores con discapacidad tienen mayor probabilidad de ser afectados psicológicamente por las crisis.
Las ayudas humanitarias muchas veces requieren que el beneficiario recoja su ayuda o sus pagos de protección social de forma presencial y personal, por lo que se puede convertir en algo muy difícil, incluso imposible para ciertas personas que tiene que atravesar largas distancias o terrenos sin transportación.
Una mujer de 100 años que fue entrevistada mencionó “Es muy difícil para mi cargar la raciones de comida que me dan pues tengo mala salud y discapacidad”
También se encontró que algunas de las personas mayores con discapacidad fueron humilladas debido a actitudes negativas por parte del equipo de trabajo e incluso fueron expulsados del campo para dejar que personas más jóvenes fueran atendidas.
En las entrevistas hechas en Tanzania, las personas mayores dijeron sentirse olvidadas debido a su edad; en Ucrania se sintieron vulnerables ante robos al recibir sus pensiones.
“Nuestro estudio muestra que las personas mayores con discapacidad se encuentran en un gran riesgo de pobreza y son más propensos a tener problemas de salud, que necesiten medicamentos costosos. Aún así, rara vez son incluidos en los programas de subsistencia y en actividades que les generen oportunidades de trabajo para ganar dinero, aún cuando los mayores han expresado querer ser parte de esos programas.” dijo el Dr. Sarah Polack, un profesor asociado del Centro Internacional para la Evidencia en Discapacidad por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres
Por otra parte, una mujer de 90 años de Tanzania comentó que “ Me siento triste de no poder hacer las cosas que hacía antes. Antes, me dedicaba a cultivar algunas tierras y era independiente, pero ahora ya no puedo hacerlo. Antes, solía tenias visitas y podía ofrecerles alguna cosa, ahora no. Ahora no puedo hacer nada. Esto me enoja mucho”
Se ha visto que en los hogares, las zonas públicas y los baños generalmente no existen acondicionamientos para ser accesibles a personas mayores con discapacidad, pues no hay rampas (para sillas de ruedas), barandillas y otras adaptaciones de bajo costo que pueden hacer la diferencia. Esta falta de acondicionamientos puede generar que las personas mayores con discapacidad puedan ser exiliadas socialmente, encerradas en casa y privadas de su dignidad, lo que puede recaer en una amenaza a su salud mental.
La falta de adaptaciones genera barreras que marginan a las personas mayores con discapacidad y amenazan sus derechos de independencia, dignidad y participación.
“Por mucho tiempo , las personas mayores con discapacidad han sido invisibles antes las respuestas humanitarias, sus derechos fundamentales han sido negados.” comentó Madeleine McGivern, Asesora Global de Promoción Humanitaria de HelpAge International
“Esto debe cambiar. Las barreras para acceder a la asistencia y protección deben de ser derrumbadas, y las voces de las personas mayores con discapacidad deben ser escuchadas para que las respuestas humanitarias logren satisfacer sus necesidades”
¿Qué podemos hacer para apoyar los derechos de las personas mayores con discapacidad en las crisis humanitarias?
El estudio se enfoca en que los donadores, los tomadores de decisiones y los encargados de las respuestas humanitarias demuestren liderazgo y compromiso para asegurar que las personas mayores con discapacidad sean siempre incluidos. Algunas de las recomendaciones que se hacen son:
– Utilizar La guía humanitaria para la Inclusión de las Personas Mayores y de las Personas con Discapacidad y asegurar que el staff incluya a dichos grupos.
– Recolectar información totalmente desagregada por sexo, edad y discapacidad y solo financiar programas que alcancen dichos estándares.
– Reconocer el derechos y las capacidades de las personas mayores con discapacidad y también consultarlos e incluirlos a todos a cualquier edad.
– Invertir en temas de edad y no discriminación por discapacidad y hacer que las voz de éstas personas sea escuchada.