Personas refugiadas sirias, sin esperanzas

16/07/2013

Por Claire Catherinet

«Para mí un niño llorando es angustiante pero manejable. Escuchar llorar a una persona mayor es muy difícil de soportar; significa que no le queda ninguna esperanza. La mitad de las mujeres que entrevisté lloraron, particularmente cuando les pregunté si mantenían contacto con sus familiares en Siria y en el Líbano.»

Cuando tienes la edad de 55, 70 u 80 años es muy duro dejar a tu familia en un país en guerra sin poder saber si siguen vivos o no. Imán, un refugiado, le dijo a un colega mío: «Somos mayores, nadie puede ayudarnos. Nos gustaría subirnos a un bote, ir al mar y hundirnos».

Las organizaciones que trabajan en el Líbano están haciendo todo lo que pueden. Priorizan la ayuda a través de programas específicos para niños y mujeres embarazadas. Pero no hay ayuda para las personas mayores.

No sólo las personas mayores están siendo ignoradas, sino que no se dispone de datos ni de información de personas con más de 60 años. A pesar de esto, las personas mayores refugiadas están muy agradecidas con la población libanesa por darles un lugar donde vivir a pesar de que algunas personas se están aprovechando de esta situación y cobrando tarifas desorbitadas por alquileres y alimentos.

Salvando las distancias

El desapego, o alguna forma de distancia, son necesarios en el trabajo con refugiados. Si quieres seguir trabajando en esto, tienes que tenerlo en mente (como una vez me dijo mi padre) no puedes sentirte responsable por las desgracias de otros.

Amandine con su familia Refugiados Sirios en el Líbano. (c) Claire Catherinet (foto)

Amandine con su familia Refugiados Sirios en el Líbano. (c) Claire Catherinet (foto)

Pero involucrarse es también importante. Cuando estoy trabajando, siempre tengo claro que simplemente estoy poniendo las cosas en su lugar pero que no puedo ofrecer alivio inmediato. Algunas personas se enfadan, cansadas de que repetidamente les hagan preguntas y no siempre sean atendidas sus necesidades. Algunas personas, especialmente mujeres, sin embargo sí son muy agradecidas.

Para hacer las evaluaciones es necesario contar con un intérprete aunque siempre intento hacer el esfuerzode hablar con las personas de forma directa. Cuando hago las entrevistas las mujeres siempre son muy afectuosas y cariñosas dando cálidos abrazos sin sentir vergüenza. Uno de los momentos más emocionantes fue cuando mi compañera (en la foto) y yo conocimos a una señora siria que tenía 80 años que no puede andar debido a una parálisis. Su agradecimiento y su calidez era tan grande que, a pesar de su discapacidad, cogió la mano de Amandine y no quería dejarla ir.

Esto puede ser producto de la poca atención que se les presta y que despierta una actitud de agradecimiento por el simple hecho de ser escuchados. A pesar de las barreras del idioma esta cercanía ayuda. Pero involucrarse como persona y asumir los problemas de otro está separado por una línea muy fina.

La sensación de que nunca termina

El valle de Bekaa en el Líbano es uno de los asentamientos que más refugiados de Siria recibe a diario. Muchos de estos refugiados saben que no volverán a sus casas por mucho tiempo, tal vez años. Algunos de ellos han vuelto a Siria para ver sus casas y comprobar que muchas han sido destruidas.

En el Líbano tienen que enfrentarse a muchas adversidades, sobre todo financieras. Las principales dificultades que se encuentran son las relacionadas con la integración en la sociedad como por ejemplo trabajos, acceso a la salud, escolarización, vivienda, etc. Las oportunidades laborales son muy limitadas y muchas personas no saben si serán capaces de pagar un alquiler, medicamentos o cuidados sanitarios. En Siria, los servicios de salud eran muy baratos o gratuitos pero en el Líbano es muy difícil conseguir información acerca de los servicios de salud. Cuando la gente enferma acude directamente a la farmacia que es cara.

Aimal, de 52 años, nos nuestra un edificio sin terminar en el valle de Bekaa junto con su hija y otra familia. Me habló de su marido. Tiene parálisis de la cintura para abajo y no puede pagar los medicamentos que necesita para mejorar la circulación sanguínea.

El precio de los alimentos está aumentando, algunos locales suben los precios aprovechándose de la desesperación de los refugiados. El programa Mundial de Alimentos asegura que tiene conocimiento de la situación pero no puede controlarla ya que los alimentos no están etiquetados con el precio.

La seguridad es un tema que está cobrando importancia entre los refugiados tanto en el Líbano como en Jordania. Está creciendo la sensación de resentimiento, se han producido ataques a residentes en dos de los asentamientos. Sin embargo, estos hechos se produjeron como enfrentamientos entre bandas más que específicamente contra refugiados.

La prostitución y el matrimonio temprano son dos problemáticas que se suman a la situación existente. Aún no se sabe cuán extendidas están estas prácticas pero existe la posibilidad de que aumente debido a la deteriorada situación económica.

Podría comer arena

Las personas mayores y las personas con discapacidad se encuentran en una situación marginal dentro de los asentamientos. La vida es doblemente dura para personas como Samira, de 60 años de edad con dos hijas de 25 y 43 años que tienen discapacidad. Además de Handicap International y HelpAge muy pocas organizaciones tienen en cuenta en sus planes de ayuda humanitaria las necesidades específicas de las personas mayores y de las personas con discapacidad refugiadas.

Otra persona mayor refugiada, Khaled, dejó Siria junto con su familia durante el bombardeo de Damasco. Quedó atrapado entre los escombros y tuvieron que amputarle una pierna. Cuando lo conocí acababa de reunirse con su familia, lo perdieron todo y no sabe de qué manera podrá mantenerlos.

«Si tuviera que comer arena para recuperar mi pierna, lo haría». Handicap International le ha proporcionado una cama y unas muletas, además le proporcionarán una pierna ortopédica. Siempre recordaré sus lágrimas y su conmovedora sonrisa.

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