Las Personas Mayores del Conflicto de Sudán del Sur no son escuchadas

Esscrito por Ibrahim Njuguna el 29 de mayo 2014

Cuando el avión en el que viajamos desde Nairobi aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Juba, en Sudán del Sur, miles de pensamientos se agolparon en mi mente. Mientras el avión aterrizaba, recordaba las horribles imágenes con las que los medios de comunicación nos habían estado saturando. No sabía qué podía esperar y estaba preocupado por la situación de seguridad.
El aeropuerto era un poco caótico pero todo parecía normal. Había venido a recibirnos un representante de nuestro socio afiliado, la Organización de Personas mayores de Sudán del Sur (SSOPO). SSOPO apoya a las personas mayores para su desarrollo y les capacita sobre sus derechos humanos y servicios sanitarios.
El viaje en coche de unos diez minutos desde el aeropuerto reveló un paisaje distinto a las imágenes que había visto desde que estalló el conflicto en diciembre de 2013. Alrededor de un millón de personas han tenido que ser desplazadas y miles de ellas han sido asesinadas. La ciudad estaba en ebullición a pesar de la importante presencia de seguridad. Podríamos estar en cualquier otra cuidad africana.

Hombre mayor en Sudán del Sur


Las personas mayores luchan por superar el trauma y cuentan con escasos servicios.


Fuimos directos a las instalaciones de Naciones Unidas, uno de los dos mayores campos de refugiados de Juba, que alberga a Personas Internamente Desplazadas (IDPs). Actualmente cuenta con una población de alrededor de 12.000 personas. Las tiendas del campo se construyeron con lonas, de 4 por 4 metros y que comparten hasta siete personas.
Nos encontramos con un grupo de veinte mujeres y hombres mayores. Explicaron que uno de los mayores retos a los que que se enfrentan es el acceso a los servicios. Las letrinas se encuentran muy lejos y no hay apoyos en los que sujetarse. También comentarion que no tenían en qué ocupar su tiempo, lo que tenía como consecuencia que pasaran el día pensando en todo por lo que habían pasado. Estaba claro que necesitaban apoyo psicosocial.
«No somos capaces de salir del campo por miedo a ser violadas», nos cuenta una mujer. Aunque la seguridad en el campo de Naciones Unidas es buena, fuera no es seguro, especialmente para las mujeres. «Perdí a mi marido. Le mataron», nos cuenta otra mujer.


Un poco de información sobre cuidados sanitarios


El acceso a los servicios sanitarios es otro de los retos a los que se enfrentan las personas mayores. No existía mucha información sobre dónde se podían encontrar estos derechos y todo aquello que estaba disponible se explicaba y anunciaba a través de posters que muchas personas mayores no eran capaz de leer porque eran analfabetos.
Este grupo de edad también se enfrenta a dificultades en cuanto a protección. Muchos de ellos tienen marcas en sus rostros que les identifican como de una etnia u otra. Esto supone un riesgo para ellos, ya que el conflicto en Sudán del Sur tiene una dimensión étnica.
Actualmente alrededor del 4% de la población de Sudán del Sur son personas mayores pero ésta no es aún una cifra definitiva ya que muchos datos y estadísticas de edad no han sido recogidos. En ese momento se estaban realizando evaluaciones sobre la vulnerabilidad, pero la experiencia demuestra que las personas mayores a menudo se encuentran entre los más vulnerables.
En una de las reuniones mantenidas, las personas mayores y personas con discapacidad dijeron que sentían que sus necesidades no estaban siendo atendidas en términos de acceso a muchos de los servicios que necesitaban.


¿Qué está haciendo HelpAge?


Mientras volaba de regreso a Nairobi, pensé en la difícil situación de este grupo. Sus voces premanecen en silencio y no son escuchadas. Aunque muchas organizaciones están apoyando a las personas desplazadas, nadie se está centrando en las personas mayores, que constituyen la columna vertebral de la sociedad de Sudán del Sur donde han vivido durante décadas de guerra; sólo para volver a ser desplazados.
HelpAge International está trabajando ahora en Juba para velar por el bienestar de los hombres y mujeres de más edad y sus familias. Nuestro trabajo incluye la entrega de utensilios básicos y esenciales como colchones, mantas así como elementos para la ayuda visual y de movilidad.
Aseguraremos un mejor acceso a unos servicios adecuados para las personas mayores, tales como letrinas especiales, el cuidado de los ojos y el apoyo psicosocial. Además tenemos la intención de formar a otras agencias humanitarias para que puedan entender las cuestiones relacionadas con la edad en situaciones de emergencia.

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