¿Cómo es ser mayor en Ruanda, un país marcado por el genocidio?

09/06/2017

Personas mayores en Ruanda

Han pasado más de 20 años desde el atroz genocidio que ocurrió en Ruanda en 1994 y muchas personas mayores de este país siguen siendo afectadas por este acontecimiento.

Cientos de miles de personas perdieron a sus familiares o fueron separadas de sus familias. Actualmente, estas personas están entrando en la tercera edad. Hablando con algunos de los mayores que fueron víctimas del genocidio y perdieron a sus seres queridos, explican que, en vez de haber continuado su vida al lado de sus familias, ellos se encuentran hoy solos, aislados, sin trabajo y olvidados. Todo esto ha tenido un gran impacto sobre la salud mental de las mujeres y los hombres mayores de Ruanda. En la zona rural, el 15,5% de la población ha sufrido depresión según un estudio realizado en 2011, y no se ha hecho nada para ayudar a estas personas.

¿Por qué son los mayores especialmente vulnerables a la depresión?

La situación singular de Ruanda ha alterado drásticamente la estructura familiar de este país. La tercera edad trae consigo la pérdida del cónyuge, la jubilación, experiencias que pueden causar depresión en las personas mayores. En muchas ocasiones, el colectivo mayor desconoce que la depresión puede ser tratada, por lo que no acude al médico tanto por el desconocimiento que le tiene a esta enfermedad, como por el escaso acceso que tiene a los servicios médicos.

Una investigación realizada en 2016 por HelpAge International y su socio en terreno, Nsindagiza, revela que la salud mental se encuentra entre los factores que reducen el acceso de las personas mayores a los beneficios del desarrollo. Para esto, estas dos organizaciones comenzaron su labor de incidencia para dar a conocer entre el colectivo mayor y las autoridades de Ruanda los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la necesidad de no dejar a nadie atrás.

Una de las acciones más destacables fue la visita que hicimos a un centro residencial de personas mayores para impulsar la inclusión social. Presentamos el gran impacto que tiene la inclusión social a la hora de luchar contra la depresión ya que la inclusión social garantiza el trato igualitario para todas las personas de todas las edades, procura que todas las personas tengan responsabilidades dentro de sus familias y sus comunidades y puedan participar en la toma de decisiones.

Una de las personas mayores que compartió sus vivnencias fue Agnes. Tiene 94 años y perdió a su marido y a cuatro de sus hijos en el genocidio. Mayor y con discapacidad, Agnes fue abandonada por el resto de sus hijos.

«Me sentía muy sola y siempre tenía miedo que alguien podía venir y matarme. Siempre pienso a mis familiares que me rechazaron y se negaron a visitarme», relata Agnes.

«Tuve depresión hasta que un voluntario me visitó y me trajo a este centro. Aquí me siento aliviada porque estoy rodeada de personas de mi edad y también hay personas que me cuidan».

Las personas mayores presentes en la charla que dimos sobre la inclusión social y la lucha contra la depresión nos dijeron que esta era la primera vez que alguien les explicaba que la depresión es una enfermedad que se puede tratar y muchos decidieron ir al médico.

Desgraciadamente, este servicio no es de fácil acceso por culpa de las grandes distancias que los mayores deben hacer para ver un médico y obtener un tratamiento. No obstante, es un paso muy importante hacer entender a las personas mayores lo qué es la depresión; ahora necesitamos conseguir que las autoridades hagan accesibles los servicios médicos para combatir esta enfermedad mental y ofrecer a las personas mayores de Ruanda una vida saludable y digna.

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